martes, 31 de julio de 2012

DE TANTO USARLA...

De tanto usarla la vamos a desgastar…me refiero a la palabra CUIDADORA (porque aún somos mayoría las mujeres que nos dedicamos a esto).

Están allí siempre cuando se les llama, cuando las circunstancias son más adversas y a veces siempre permanecen al lado. Sólo que a veces también sobran las palabras cuando les miras a los ojos tristes y el cansancio les aflora, porque la mayoría no se permiten las pequeñas licencias de un baño relajado, ver un película o ir de compras acompañando a otro ser querido que no sea el receptor de su cuidado.

Me gustaría compartir con todas vosotras y vosotros la reflexión de una cuidadora:

“Porque yo, quiero mucho a esa persona que está postrada en la cama y no puede valerse por sí misma, pero es justo no disfrutar aunque sólo sea un poquito de mi vida, sólo pensarlo me produce escalofríos. Es posible que no tenga corazón y que mi ingratitud sea tal que no sea capaz de corresponder a esa persona que siempre estuvo ahí para protegerme y tener una palabra de aliento. Pero no puedo más, mi vida también tiene fecha de caducidad y el tiempo también es irrecuperable, ya no basta con llamadas telefónicas y visitas periódicas, ahora es la permanencia constante, quiero reír, estar contenta, compartir algo con alguien que no sea dolor y tristeza”.


Podéis ver más testimonios en esta línea en muchos proyectos como éste:




Compartir las experiencias, darnos cuenta que nuestros pensamientos y sentimientos en circunstancias similares son parecidos, hacen que tengamos la fuerza necesaria para que el afrontamiento de nuestro problema sea más adecuado y positivo. Por supuesto que debes descansar, reírte y disfrutar de buenos momentos, no hay nada malo en ello.

Como profesional deciros que las cuidadoras sois fantásticas todos aprendemos de vosotras, lo hacéis tan bien que apenas podemos aportaros nada de nuestros conocimientos aunque sí deciros que los profesionales estamos ahí, a vuestra disposición.


Os dejo con una canción y un enlace a un manual por si os sirve.




Guías de interés:
- Manual de apoyo para cuidadores no profesionales. Aragón.

Y también:
- Guía Cuidar y Cuidarse. Escuela de Pacientes.


POR Mª PILAR MANJÓN BARBERO, profesional de Enfermería, Hospital San Juan de la Cruz (Úbeda, Jaén).

martes, 24 de julio de 2012

Miradas de un escritor sobre los profesionales de la salud: experiencias en primera persona

Las casualidades existen y no es una mera expresión; hace unos años llegó a mis manos por casualidad un libro diferente, especial. Fue imposible no leerlo sin descanso, para volver a releer unos días después y tomar la decisión de conocer al autor en cuanto fuera posible. La oportunidad surgió en el marco del III Congreso de la Sociedad Andaluza de Enfermería en Cuidados Críticos celebrado en Cádiz, en el año 2003. Carlos Garrido acudió como conferenciante para contarnos su experiencia con la enfermedad, el sistema sanitario y los profesionales con los que trató. La experiencia de Carlos Garrido sobre la enfermedad y su visión sobre las relaciones entre pacientes, familias y profesionales de la salud no procede de la ficción.

Para ver la entrevista a Carlos Garrida pincha en este enalce:
 http://www.dailymotion.com/video/xc90y3_muerte-y-duelo-te-lo-contare-en-un_school

TE LO CONTARÉ EN UN VIAJE es una novela basada en hechos reales y escrita en primera persona. Hay muy pocas personas que hayan sabido extraer del sufrimiento por la pérdida de un ser querido sentimientos y emociones positivas para el porvenir. Carlos Garrido es una de esas personas. En el verano de 1997, la vida de este escritor y periodista catalán sufre un vuelco terrible cuando a su hija Alba, de veinte años, se le diagnostica un tumor maligno en el cerebro. Ya no le será posible regresar a lo que era y pensaba antes de asumir el enorme obstáculo que el destino alzaba frente a él. Al contrario, su papel de padre revestirá desde entonces una significación especial. Luchará a brazo partido para que la vida de Alba no se resuma en el abismo de una enfermedad. Para que ella mantenga la voluntad de vivir, para que no pierda la esperanza, para que se enfrente a su vida breve con la plenitud y el saber de una mujer madura que todo lo ha conocido. Alba es la protagonista, y su padre el narrador que la acompaña hasta el momento en que deben separarse. TE LO CONTARÉ EN UN VIAJE es un testimonio vívido en el que cabe la sonrisa, la admiración, el entusiasmo, la sorpresa, la música y la emoción. Pero para llegar a ese punto el padre y la hija cambiaron mucho, transformando su relación en increíblemente estrecha y única. Hasta el extremo que el libro que hubiera querido escribir su hija lo acabó escribiendo él para hablarnos de aquellos momentos inasibles, de comunicaciones mágicas, de sueños con niñas y mariposas, de presentimientos que aciertan más que la razón. Y sobre todo, de la potencia balsámica del amor.
El pasado 15 de Junio, tuvimos la oportunidad de charlar con Carlos tras la conferencia que se celebró en la Biblioteca Villaespesa de Almería; allí nos contó que  “Este libro no tiene nada que ver con lo que había publicado hasta ahora. Escribirlo no es una terapia, sino un imperativo moral». El escritor y periodista ha recreado la magia de las Baleares, la Cataluña de los Iberos, las diosas de la Antigüedad, la figura de Homero y las piedras de Empúries. Está acostumbrado a evocar cosas del pasado hasta aquel verano del 97, en el que el presente puso ante él la más cruel de las noticias. Comenzaba el calvario de la cirugía, la quimioterapia y las esperas en los hospitales. Diagnósticos médicos y presagios. Alba murió un 3 de marzo de 1999 y Carlos decidió reflejar aquella experiencia que cambió su concepción sobre la enfermedad y la muerte en el libro que nos ha presentado. «Te lo contaré en un viaje» es el título que había pensado Alba para un libro que no llegaría a escribir. «A partir de entonces, yo empecé a tomar notas. A veces, en circunstancias muy dramáticas». Carlos no busca la compasión ajena. La enfermedad y muerte de la hija es asumida como «una forma de conocimiento que, más que recrear momentos tristes, quiere transmitir una honda reflexión».

En los hospitales, constató que «la enfermedad es una experiencia humana, que se puede vivir más a fondo en dos semanas que en noventa años, algo que no se entiende en la sociedad del éxito: nuestra cultura es artificial porque elude la muerte y el dolor». En los pabellones de Oncología, descubrió «una forma de humanidad distinta». En estas situaciones, añade, «el amor es lo más importante». Ante la muerte de un ser querido, el pensamiento y la razón no sirven: «El escenario donde actúan las verdades es el corazón. La empatía emocional es básica». En cuanto a los médicos, «son más eficaces cuando tienen mayor capacidad de afecto. Los que no se implican y se limitan a las estadísticas transmiten una imagen patética». Acompañar a un ser querido hasta el final «no deja una sensación de pérdida: el espacio afectivo sobrevive». El «reportero de la Antigüedad», Carlos Garrido entiende ahora mucho mejor el mundo antiguo: «una comunión emotiva y humana que hoy es muy difícil encontrar».

Para más información podéis consultar en
Por Mª del Mar Rodríguez Salvador. Enfermera de Familia. UCG Virgen del Mar. Distrito Sanitario Almería 

miércoles, 11 de julio de 2012

Y después, ¿qué? El camino sin ti

Saber que "lo que es, es" implica la aceptación de que los hechos, las cosas, las situaciones son como son. La realidad No es como a mí me convendría que sea. No es como debería ser. No es como me dijeron que iba a ser. No es como fue. No es como será mañana.’  Jorge Bucay.
MIS LAGRIMAS TIRAN LA TRISTEZA DE MI CORAZON


A veces la realidad es muy dura, la próxima perdida de un ser querido, nos produce un estrés insoportable. La  muerte es un tema que se evita, se ignora o se niega su existencia. Al principio puede parecer útil distanciarse del dolor, pero no puedes evitar sentir el dolor durante mucho tiempo. Algún día esas emociones necesitarán ser resueltas o, de lo contrario, pueden llegar a causar una enfermedad física o emocional. No es fácil seguir adelante tras la muerte de una persona amada. El duelo es el proceso natural que atraviesas hasta aceptar una pérdida importante. Puede incluir las tradiciones religiosas que honran a los muertos o reuniones con los amigos y la familia para compartir la pérdida. El duelo es algo personal y puede durar meses o años.


Hace poco te perdí, mamá, me quedé huérfana, perdí el papel de hija… fue un instante, de un día para otro,  sin esperarlo, sin estar preparada. Yo sabía que algún día, por ley de vida, me dejarías, pero ahora que no estás, te echo de menos. No obstante te he guardado un pedacito de espacio en mi mente, en mi corazón, en mis recuerdos… y esto me hace sentir bien… ya no me duele el pensar que no estás, de alguna forma te tengo a mi lado.

Hace tiempo te perdí papa, fueron muchos días de espera, esperando que tu agonía terminara y también la nuestra. La muerte a veces es un descanso, una necesidad y  un alivio al dolor… cuando “no hay más remedio”. Siento que te echo de menos, pero también siento que hice lo mejor que pude hacer por ti, para aliviar tu sufrimiento. Siempre te recordaré, con Amor. Realzaré la forma tan valiente en que supiste afrontar la enfermedad y la muerte. Me has enseñado a ver la vida de otra forma distinta.


Mí querida hija, mi amada, mi pequeña, no sé si podré vivir sin ti, se me desgarra el alma, se me escapa la vida… Ha pasado el tiempo, te recuerdo, te añoro, pero te sigo viendo, te tengo en la presencia de tu padre, de tus hermanos…. Siempre formaras parte de nuestras vidas... aunque ya no estés….

Mi amado esposo, siento no poder terminar el proyecto de nuestra vida, aquel que fuimos planificando durante tanto tiempo… los hijos, los nietos, la jubilación, nuestra vejez…  Ha llegado el momento de despedirnos, no pensábamos que fuera tan pronto, en realidad, me ha dejado sin saber cómo volver a iniciar el camino sin ti…

HojaSe necesita tiempo. El tiempo es el único capaz de “conseguir que la esperanza sobreviva cuando el dolor de una pérdida le hace creer que es imposible seguir adelante, el único capaz de darle una nueva oportunidad al amor cuando parece extinguirse”. El que te salvó, esperanza, es el Tiempo.

Las personas, somos una isla donde albergamos todas las emociones, en momentos de crisis, nuestras emociones buscan salidas, cada una se manifiesta tal como es, y es bueno conocerlas. La esperanza, necesita del tiempo, el tiempo es la salvación ante la perdida.La esperanza y el amor son los únicos que nos permite permanecer “a pié del cañón” en estas situaciones de crisis.

Nos ayuda también la visión que tenemos de la vida, realmente, según nos cuenta “El buscador”, nos relata la historia de un hombre, en el que en  un momento de su vida, sus pasos le llevaron a una ciudad donde había un cementerio, todas las  lápidas señalaban  las edades de los fallecidos, indicando, no más  de siete años de vida de los difuntos. Entristecido, el buscador, empezó a llorar, muy desconsolado, pensando que maldición podría haber en este pueblo. Cuando llegó el hombre que cuidaba del cementerio, le dijo que no llorara, que en realidad la edad que figuraba en la lapida, no era la edad cronológica, sino el tiempo que había sido feliz durante toda su vida. Esto nos muestra que el tiempo de felicidad, es el realmente vivido.

Otoño

Cuando una persona querida está en su fase terminal, cuando nos anuncian la terrible noticia;  el estrés que nos produce, nos hace  a veces, que le dedicamos más tiempo a la enfermedad, a la preocupación de cómo y cuándo será su final,  que a permanecer junto al familiar,   desaprovechando todos los momentos que nos queda para estar juntos y disfrutar de su presencia.

La pérdida de un ser querido es uno de los acontecimientos más estresantes de la vida y puede producir una crisis emocional importante. Tras la muerte de la persona  que amas, experimentas una etapa dolor que recibe el nombre de duelo. Puedes sentir una amplia gama de emociones, incluso cuando la muerte se esperaba. Muchas personas dicen experimentar una etapa inicial de entumecimiento emocional en la que apenas sienten nada tras conocer la noticia de la muerte, pero no existe un orden dado en el proceso del duelo. Algunas emociones que una persona puede sentir son las siguientes: Negación, incredulidad, confusión, chock, tristeza, añoranza, rabia, desesperación, culpa e incluso humillación. Todas ellas son normales, pero algún día esas emociones necesitarán ser resueltas o, de lo contrario, pueden llegar a causar una enfermedad física o emocional.

La muerte de alguien amado no necesariamente es una experiencia para ser cargada en la columna de las pérdidas sino, tal vez, la oportunidad de un nuevo comienzo. El descubrimiento de un nuevo horizonte, no advertido hasta ese momento, para los que quedamos vivos. M. Bravo Mariño.

Esperanza Martín Salvador